A un crítico. Manuel del Palacio

Tu carta recibí, sabe Dios cuándo,
y á entenderla llegué, sabe Dios cómo;
me has dado un palizón de tomo y lomo
de esos que al más cerril dejan temblando.

¡Cuánto lo habrás venido meditando!
¡Qué estudiar en un tomo y otro tomo!
¡Qué fino aquello de llamarme romo,
hipócrita, gandul y hasta nefando!

Sigue por esa senda; luce el brío;
procura que la ciencia no te empache,
y sángrala como se sangra un río.

¡No he de ser yo quien tus renglones tache;
pero para otra vez, amigo mío,
no me escribas oróscopo sin hache!

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